La escritura testimonial: ¿una máquina desmontable?

Articulo

Resumen *

El eje central de este ensayo es delimitar si el testimonio puede ser considerado una máquina desmontable en el sentido que establecen Gilles Deleuze y Félix Guattari (1996) en la introducción del texto Rizoma. Al respecto señalan los críticos que “El libro no es una imagen del mundo y menos aún un significante. No es una bella totalidad orgánica, no es tampoco una unidad de sentido” (39). La propuesta teórica parte de la hipótesis de Michel Foucault quien afirma que el libro es “una caja de herramientas”. La escritura de este capítulo supone marcar una distancia conceptual con el postestructuralismo a la hora de trabajar con el testimonio. Más aún, creo que no se trata tan sólo de que la actitud enunciativa del testimonio no concuerde con la concepción del texto en el postestructuralismo. Aceptar esto implicaría reconocer que esta concepción puede ser válida en algún terreno, cuando no pasa de ser otra opción interpretativa (cuando Jameson escribió El inconsciente político, estaba más cerca de pensar de este modo). En consecuencia el testimonio más bien pone de manifiesto la tendencia políticamente neutralizante que implica la aproximación postestructuralista misma en lo que se refiere a la articulación histórica de toda práctica textual. El escepticismo frente a la teoría apuntala el escepticismo con respecto a la "reconstrucción" del pensamiento subalterno. Aquí se ve otra muestra de la aporía política postestructuralista: la reflexión de los dominantes -dicen- coloniza a los dominados, pero resulta que la práctica de reflexión teórica -también dicen- es un signo propio de las culturas dominantes. En consecuencia, si los dominados mismos hacen reflexión, ya estarían siendo colonizados. Si todo esto fuera cierto, los dominados tendrían que arreglárselas para hacer la revolución sin reflexionar Información suministrada por el agente en SIGEVA