Actas XIX Congreso Geológico Argentino - Analisis sobre el origen de las paleosuperficies de sierras pampeanas y las geoformas exhumadas y relicticas asociadas
Congreso
Fecha:
2014Editorial y Lugar de Edición:
Asociación Geológico ArgentinoResumen *
El objetivo del presente trabajo es comunicar sobre la existencia en Sierras Pampeanas de relieves fósiles (exhumados y relictos), aún no reportados, que permiten comprender su historia geomorfológica, aportando sustento a las hipótesis que se han planteado sobre el origen de las paleosuperficies existentes en estas(Carignano et al. 1999)y algunas respuestas a los interrogantes que aún hay sobre ellas. En las regiones más estables de todos los continentes existen relictos de geoformas originadas hace millones de años.Se han reconocido morfologías terciarias, mesozoicas y aún paleozoicas (Carignano et al. 1999, y otros citados allí) y su aceptaciónpor parte de la comunidad científicafue más o menos controvertida pero, finalmente, su persistencia a través de largos períodos ya no es causa de debate,faltando aún consenso general sobre la génesis y el modo de preservación de éstas en el tiempo.Las mayores polémicas giran en torno a los siguientes interrogantes: ¿Corresponden a un paisaje exhumado, rejuvenecido? o ¿se preservaron, expuestas a los agentes de degradación, conservando sus rasgos característicos originales? Cuestionesestrechamente vinculadas con el concepto mismo que se pueda tener respecto de la génesis de esas formas tan antiguas. Un claro ejemplo de esta polémica son laspaleosuperficiesque, en forma escalonada a diferentes alturas, coronan las Sierras Pampeanas (Figura 1a), siempreabordadas desde el punto de vista morfológico, pero sin una especulación sobre su origen, historia y evolución.Fueron consideradas como superficies de erosión, sin especificar claramente su génesis, la cual quedaba implícita en el vago concepto de denudación subaérea. La edad y susinterrelacionesgeneraron la mayor discrepancia pues, mientras algunos investigadores las consideraron diferentes y de distintas edades, la mayoría creyó más acertado pensar en una sola superficie, fragmentada y elevada diferencialmente por causas tectónicas, pero sin coincidir en el intervalo de su desarrollo. El insuficiente registro sedimentario asociado conellas y la dificultad para establecer su cronología, por la escasez o ausencia total de fósiles, falta de métodos de datación adecuados, dispersión de afloramientos e interferencia tectónica, contribuyeron a mantenerla incertidumbre. El modelo utilizado por mucho tiempo para explicar su génesis e historia se resume así: ?todas las paleosuperficiesque se observan en las cumbres y flancos de las Sierras Pampeanas corresponden a una peneplanicieúnica (en el sentido de Davis, 1889) generada por un ciclo erosivo acontecido durante el lapso Paleozoico Superior-Terciario(Carignano et al. 1999,y otros citados allí), que fue dislocada y, en gran medida, exhumada por la deformación andina del Mioceno-Plioceno?.Esta simplificación soslayó los eventos geológicos del Mesozoico, dejando sinuna explicación satisfactoria la gran laguna estratigráfica que comprende casi todo el Mesozoico en las áreas centrales, o del lapso Triásico Superior-Jurásico Superior en las zonas periféricas; introduciendo, además, el problema de la exhumación de las geoformas (Carignanoet al. 1999).La discontinuidad estratigráfica, se justificó conla proposición de unciclo erosivo (sin precisar sus características ni el destino de los sedimentos que habría generado), que hizo desaparecer casi por completo la cubierta sedimentaria neopaleozoica de las zonas serranas, exhumandoy dejado casi intacta la superficie que subyacíaesa cubierta (Carignano et al. 1999). Ese modelo genera grandes interrogantes (Carignano et al. 1999): ¿la paleosuperficie es paleozoica o mesozoica? y ¿es realmente una sola superficie? Además,¿porqué el o los procesos erosivos fueron tan selectivos y se detuvieron justo en esa superficie, exhumándola tan perfectamente y por qué permaneció luego casi intacta? ¿Las formas que vemos son todas exhumadas? Esos interrogantes giran en torno a otros: ¿qué pasó en las Sierras Pampeanas durante el Mesozoico, especialmente durante el Jurásico? ¿fue tan fuerte y selectiva la deformación andina como para obliterar la morfología mesozoica y dejar intacta la paleozoica? ¿los eventos cenozoicos fueron tan intensos como para generar un nuevo relieve, haciendo desaparecer todas las formas precedentes y prácticamente arrasar la totalidad de la sedimentación anterior? La exhumación de relieves paleozoicos a gran escala en Sierras Pampeanas es poco probable (Carignano et al. 1999), y no hay reportes de que haya ocurrido en otras partes del planeta. Lasgeoformasde ese período que sin dudas están exhumadastienen escasa extensión y son mayoritariamente paleovalles glaciales carboníferos(Carignanoet al. 1999, y otros citados allí). Por otra parte, datos termocronológicos (Löbenset al. 2011, Benseet al. 2013, Enkelmann et al. 2014) refuerzan la hipótesis de que lasSas. Pampeanas tienen un relieve positivo al menos desde el Mesozoico(Carignano et al. 1999), lo quepermite suponer que gran parte de susgeoformas no serían terciarias y aceptar que muchas habrían permanecido en superficie desde el momento de su formacióncomo señalaron Carignano et al. (1999), comprobando que la deformación andina es sólo responsable parcialmente del actual relieve (Carignano et al. 1999, Löbenset al. 2011, Benseet al. 2013, Enkelmann et al. 2014). Los eventos terciarios sólo modificaron parcialmente el paisaje mesozoico, esencialmente magnificando escarpes preexistentes, inclinando las superficies de erosión mesozoicas y causando una profunda incisión de las redes de drenaje en valles preexistentes. Entonces, la destrucción del relieve que siguió a la deformación andina fue intensa pero no suficiente como para enmascarar las características de la morfología mesozoica, y las geoformas puestas a consideración en este trabajo son evidencia de ello. Se ha determinado que hay tres grupos mayoritarios de geoformas, genéticamente diferentes, que predominan en las distintas paleosuperficies.El primero son valles glaciares carboníferos exhumados, que generalmente están truncados por ellas, algunos ya estudiados como los de Olta y Malanzán (Sterreny Martínez 1996)y Los Colorados- Tudcum (Ezpeletaet al. 2003) y otros como los deBajo de Véliz, Tasa Cuna, Ulapes, Chepes, La Dorada y Chañar- Laguna (Figura 1b)que en el presente trabajo se reconocen como tales. El segundogrupo son mayormente geoformas relictas (raramente exhumadas)representadaspor las paleosuperficies más elevadas (Achala, Sierra Norte, Los Llanos y Velasco)que corresponden a restos de un frente de meteorización (etchplain), originado bajo condiciones ambientales cálidas y húmedas durante el intervalo Triásico tardío-Jurásico medio (Carignano et al. 1999), donde se encuentran remanentes de perfiles de meteorización como enBosque Alegre, Achala, Chañar Viejo,La Dorada, Portillo Grande, Esquiú, o los plutones de Alpa Corral, Calmayo y El Hongo (Figura 1b). Algunas de las elevaciones que sobresalen de ellassoncerros residuales (bornhardts). El tercero representado por las paleosuperficiesque bordean los núcleos de las sierras, generadas por procesos de pedimentación,en climas semiáridos, durante un prolongado ciclo de denudación asociado con la ruptura de Gondwana. Dos niveles diferentes generadas por sendos ciclos erosivos, activados poreventos de extensióndelcretácico,que habrían evolucionado independienteentre ellosy progresando conjuntamente (destruyendo las formas y depósitos sedimentarios precedentes), cada uno con su nivel de base particular. Son pedimentos muy regulares y planos, en los que se destacanformas relictas como cerros islas (monadnocks) y paleovallescretácicos parcialmente exhumados (Sanagasta, La Puerta, La Cébila, Ismiango, Aminga, etc.). Dado el particular modo de progresión del sistema erosivo por pedimentación, en las partes centrales de estas paleosuperficies, mayormente se reconocen geoformas relictas que no habrían sido cubiertas nunca: Dique La Viña, Sierra de Pocho, Valle de San Carlos, Characato,Chaján,Cerro Rico,Ismiango,Sierras de San Luis, Ancasti, Velasco, Los Llanos, Chepes (Figura 1b),mientras que en los bordes es común encontrar geoformas total o parcialmente exhumadas: San Blas de los Sauces, Deán Funes, Tama, Sierras de La Higerita, Brava, Sumampa, etc. (Figura 1b). Información suministrada por el agente en SIGEVAPalabras Clave
Paleosuperficies