Producción CyT

Trastorno Obsesivo Compulsivo y Esquizofrenia.

Capítulo de Libro

Autoría:

DILLON, CAROL

Fecha:

2006

Editorial y Lugar de Edición:

Apal

Libro:

El Trastorno Obsesivo- Compulsivo y su Espectro. (pp. 239-254)
Apal

Resumen *

El estudio de las relaciones entre el trastorno obsesivo-compulsivo y la esquizofrenia es viejo como la psiquiatría misma y ha atravesado diversos estadios. Autores como Westphal, Bleuler, Mayer-Gros y Hoch y Polantin, habían precozmente planteado los síntomas obsesivo-compulsivos como propios de los pródromos esquizofrénicos (Poyurovksy y col, 2004) Como bien plantea Toro-Martínez (2001) las mismas denominaciones que los psiquiatras clásicos daban a los fenómenos obsesivos, ponen en evidencia las dudas que éste les producía con respecto a su identidad psicopatológica. Por ejemplo Pinel habla de Manía sin Delirio, Trélat de Locura Lúcida, Falret de Locura de la Duda, Westphal de Paranoia Abortiva, etc.  Desde el punto de vista clínico es evidente que existe una superposición de manifestaciones clínicas, por lo menos en apariencia. Ambas patologías se caracterizan por su invasividad sobre la vida psíquica que produce profundas alteraciones en la vinculación del sujeto con su entorno el cual, en ambos casos, queda resignificado a partir de las distorsiones cognitivas. Por otro lado, una consecuencia presente en ambos es, aunque no tan reconocido en el TOC, el  nivel de deterioro funcional que implica el cuadro. Aquél que ha visto pacientes con cuadros obseso-compulsivos severos, sabe que la aparente conservación de la esfera volitiva y afectiva del TOC obstruye en cierto modo la detección del impacto  que tiene el trastorno sobre la vida cotidiana de los pacientes, comparable en cierta forma con el propio de la esquizofrenia.  La literatura reciente da cuenta en forma detallada de ésta problemática con muchos y muy buenos postulados.  Uno de los primeros hechos que surgen a la vista del observador atento es que la psiquiatría moderna, con la consolidación de los manuales diagnósticos como herramienta clínica excluyente, ha sufrido un gran empobrecimiento en su caudal semiológico con una progresiva imprecisión en la descripción de los fenómenos psicopatológicos. Con la intención de facilitar el intercambio, se resta sutileza al lenguaje técnico, lo que en el caso de los síntomas obsesivos es claro.  En la frondosa literatura reciente se pone en evidencia que en los fenómenos psicóticos de la esfera motriz, esto es las Catatonías, lo inadecuado del léxico vigente también es un factor confundente mayor. El límite entre algunos manierismos o estereotipias y ciertos rituales compulsivos es difuso si no se está adecuadamente avisado y entrenado.  Una conducta repetitiva, en su apariencia claramente anancástica, puede rápidamente adquirir el carácter de manierismo si se da en el contexto de un cuadro de rigidez sin hipertonía, como ocurre en la catatonía manierística.  El hábito de sustraer objetos y coleccionar cosas sin sentido, fenómeno obsesivo típico, es también sumamente frecuente en ciertas Hebefrenias. Pero la palabra Hebefrenia ha desaparecido de algunos manuales, para ser reemplazada por el adjetivo desorganizada, que si bien es altamente descriptivo para algunos pacientes, deja a otros totalmente huérfanos de diagnóstico adecuado.   Información suministrada por el agente en SIGEVA