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Un virus, una epidemia, un mosquito: breve historia (y memoria) de la fiebre amarilla en Argentina

Capitulo de Libro

Fecha:

2024

Editorial y Lugar de Edición:

Fondo de Cultura Econòmica

Libro:

Enfermedades Argentinas, 16 historias (pp. 57-90)
Fondo de Cultura Econòmica

ISBN:

9789877195149

Resumen *

Analizar la historia de la fiebre amarilla en Argentina, parece, a primera impresión, algo sencillo. Con el año de 1871 como un hito insoslayable, tanto antes como posteriormente la enfermedad no tuvo una presencia endémica o agobiante, como lo fueron otras enfermedades (por citar algunos ejemplos: la sífilis, la tuberculosis o la viruela), grandes males que pervivieron hasta bien entrado el siglo XX. Un periódico de aquel fatídico 1871, llamaba a la fiebre ?la hija del Mississippi? y la catalogaba como una perniciosa visita, fundamentalmente en el Litoral argentino, que dejaba detrás de su llegada una estela de muerte, dolor y destruccióni. Pero, al mismo tiempo, su presencia era errática, discontinua y con diferentes grados de intensidad. Algo similar ocurría en otras latitudes. ?Año de mangos, año de fiebre amarilla" decían los cariocas en Brasil, expresando en lenguaje coloquial la relación que los médicos establecían entre el calor, la humedad y las epidemias de fiebre amarillaii. En igual sentido, la frecuencia con que aparecía en puertos y su carácter estacional la hacía recibir otros motes como ?yellow jacket?, "yellow plague", "ship fever" o "dock fever", mostrando tanto su carácter exógeno como su asociación con la palabra ?plaga?, sinónimo de calamidad. Así, las palabras ?fiebre amarilla? y ?epidemia? solían aparecer siempre juntas, mostrando el vínculo asiduo entre ambas.No obstante, una mirada más detenida nos permitirá reconstruir un vínculo errático, difuso y evanescente por momentos, pero también ominoso y amenazante siempre. ¿De dónde provino y cómo se configuró esta relación? Para comenzar a reconstruir este lazo que nos unió (y aún nos une) con este virus, debemos tener en cuenta ciertos elementos. En primer lugar, el impacto regional y mundial del fenómeno. Con una presencia constante en la región Atlántica desde el siglo XVI, la fiebre amarilla ha sido asociada, como mínimo, a malas noticias; en el peor de los casos, a brutales epidemias con miles de fallecidos. Valencia, Barcelona, Cádiz, Lisboa, pero también Nueva York, Philadelphia, La Habana, Veracruz, Río de Janeiro y Montevideo, por citar solo algunos casos, han sido escenario de epidemias violentas, que dejaron de rodillas a los poderes de turno en más de una oportunidad. En América, tuvo (y tiene aún) una especial vinculación con algunas regiones como el sur de Estados Unidos, el mar Caribe y regiones selváticas de Brasil y Paraguay. A la fecha, la fiebre amarilla es endémica en 44 paises del África subsahariana y Latinoamerica. En África, 31 países y una cifra estimada de 508 millones de personas estan en riesgo de sufrir esta enfermedad. Para Latinoamerica, 13 son los países que se hallan más expuestos, con Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador y Perú como aquellos más en riesgoiii. Información suministrada por el agente en SIGEVA

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